- Bruno Traven y su obra imprescindible
- El escritor que admiraban y leían miles
- Pero él optó por una vida de anonimato
Por Raúl Hernández Moreno
En los tiempos actuales los “influencers” hacen todo lo que su capacidad e imaginación les permite, para ganar seguidores, incluso tuercen la ley y aprovechan su encarcelamiento para ganar más adeptos.
En cambio, de 1930 a 1969, en México vivió el escritor Bruno Traven, cuyos libros, muchos ambientados en este país, se vendían, y se venden, muy bien y varios de ellos fueron llevados al cine, entre ellos El Tesoro de la Sierra Madre, protagonizado por Humphrey Bogart, película que ganó tres premios Oscar y 3 Globos de Oro, en 1948.
Traven fue un escritor famoso, que sin embargo optó por el anonimato. A lo largo de su vida uso varios alías: Ret Marut, Otto Feige, Traven Torsvan, Hal Croves.
Pocos conocían su identidad. Fue amigo, por ejemplo, de Diego Rivera y Frida Kahlo, pero todos contribuían a mantener el secreto de su identidad.
Cuando se filmaba El Tesoro de la Sierra Madre, acudió a las grabaciones y platicó con el propio Bogart, pero fingió ser su representante, Hal Croves.
En México varios de sus libros se llevaron a la pantalla grande, como Macario, protagonizada por un genial Ignacio López Tarso y considerada una de las 100 mejores películas mexicanas. También se llevó al cine la Rosa Blanca, Canasta de Cuentos Mexicanos, la Rebelión de los Colgados, con Pedro Armendáriz.
En agosto de 1948, el escritor y periodista Luis Spota publicó en la revista Mañana la identidad de Traven y dio a conocer una fotografía del famoso desconocido, saliendo de su casa en Acapulco.
Traven desmintió el reportaje y el misterio continuó. Una de las especulaciones que surgió era que Traven en realidad era una mujer y que era Esperanza López Mateos, hermana del presidente Adolfo López Mateos, que gobernó de 1958 a 1964.
En realidad, Esperanza era su traductora del inglés al español y todo quedó más claro en 1969, cuando el Traven verdadero falleció y su esposa acabó con el misterio de su identidad.
A Traven nunca le gustó la fama y él mismo se encargó de construir el mito en torno a su trayectoria personal, al grado de que no se sabe con certeza si nació en Alemania o en Estados Unidos y hasta México tiene derecho a reclamar su origen, porque fue aquí donde escribió sus mejores libros como Macario, La Carreta, Gobierno, El General, Tierra y Libertad, etc.
Estas novelas y cuentos, están ambientados en el campo mexicano y muestran el carácter ladino de los indígenas mexicanos, a los que Traven conoció muy bien, pues le gustaba convivir con ellos.
Existe una edición en dos tomos de la editorial Aguilar, con una selección de sus mejores obras.
La obra literaria de Traven es imprescindible para todos los que amamos la literatura. Además, contribuyen para entender la forma de ser y actuar de nuestros indígenas. Pero, además, exhibió en sus libros los abusos de las compañías petroleras extranjeras en las primeras décadas del siglo XX, la esclavitud de que eran víctimas los indígenas, con el aval de don Porfirio, ese personaje al que aún hoy sus seguidores le perdonan el genocidio contra yaquis y mayas, en aras del desarrollo económico que promovió.
En fin, Bruno Traven hubiera odiado vivir en el tiempo de los influencers que cometen delitos para ganar adeptos.
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